"Educad a los niños y no será necesario castigar a los adultos"

martes, 10 de abril de 2012

Microrrelatos

¿Conoces el cuento más breve de la historia de la literatura? ¿Sabes que es posible crear mundos imaginarios con tan sólo siete palabras? ¿Tienes cinco minutos en tu apretada agenda para leer un puñado de microrrelatos, microcuentos o minicuentos? Has llegado al maravilloso mundo de las historias de bolsillo, de las pequeñas grandes historias, del tamaño de un grano de arena, de un grano de arroz ... Pasa, no te cortes. 



Instrucciones para freír un huevo 
Cómprese una gallina. Pídale prestado a la gallina un hijo suyo, al cual va a freír y luego se va a comer. Si la gallina opone resistencia, mátela también a ella. Coja el huevo y dele un ligero golpe en el borde de una mesa (si es la primera vez, cómprese tres o cuatro gallinas). Eche el huevo en la sartén. Si el huevo no reacciona, es que le falta aceite a la sartén. Mientras el huevo se retuerce de dolor, salpíquele aceite en la cara. Sáquelo cuando tenga aspecto de huevo frito . Mientras se lo come pregúntese usted: ¿quién fue primero, el huevo o la gallina?


García Marquez
 "...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida" 



El alacrán
Cuentan de un sabio que vio como un alacrán se estaba ahogando. Decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. El profundo dolor de la picada lo obligó a soltarlo y el animal cayó al agua, empezando de nuevo a ahogarse.
El buen hombre intentó sacarlo otra vez, y otra vez el animal lo picó.
Alguien que observaba la escena, se acercó al sabio y le dijo: “Perdone, pero usted si es terco. ¿No entiende que cada vez que trate de sacarlo del agua, el alacrán lo picará?”
Respondió el sabio: “La naturaleza del alacrán es picar y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.” Y entonces, tranquilamente, sirviéndose de una hoja, sacó al animalito del agua y le salvó la vida.


Fábula del tonto
Se cuenta que en un pueblo, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas.
Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 céntimos y otra de menor tamaño, pero de 1 euro. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: – Lo sé, no soy tan tonto…, vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguecito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.


Arthur Conan Doyle
Me arrellano en mi sillón junto a la chimenea donde crepita el fuego, con la copa de coñac en la mano derecha y la izquierda caída, descuidadamente, acariciando la cabeza de mi perro…hasta que descubro que no tengo perro.

René Aviles Fabila
Como no quisieron pagarle sus servicios, el flautista, furioso, decidió vengarse raptando a los niños de aquel ingrato pueblo. Los conduciría por espesos bosques y altas montañas para finalmente despeñarlos en un precipicio. Sus padres jamas volverían a verlos. Para ello no era suficiente su flauta mágica, sino algo más poderoso. Optó, entonces, por encender el aparato televisor. Los niños, encantados, lo siguieron hacia su perdición.

Jorge Daniel Romero: Alas de mariposa 
Mientras me abalanzo sobre ella, pienso en un sobresaliente. En Ciencias nos encargaron capturar una mariposa. Cierro ambas manos. Noto las cosquillas de sus alas, mientras golpea aquí y allá buscando una salida. Es enorme, con unos colores preciosos, por lo que siento que ese sobresaliente está asegurado. Clavo el alfiler con cuidado de no estropear sus alas. Al enseñársela a la profesora, con los ojos muy abiertos y una expresión de repugnancia, retrocede pronunciando la misma palabra continuamente. Y aunque estoy seguro de saberme todas las especies de memoria y de haber repasado varias veces el temario, no consigo recordar qué es un "hada"


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